miércoles, 3 de octubre de 2012

PABLO DE TARSO: LA RESURRECCIÓN DE EUTIQUIO (HCH 20,7-12)

                                                                                          Francesc Ramis Darder
 
    Cuando se apaciguó el tumulto de los orfebres de Éfeso contra los cristianos, Pablo se despidió de los discípulos y emprendió un viaje que le llevó a Tróade; ciudad situada en la costa del mar Egeo.

    Se reunió con la comunidad de Tróade para la fracción del pan, es decir para celebrar la Eucaristía. El apóstol dirigió la palabra a la asamblea y prolongó su discurso hasta la media noche. Un joven llamado Eutiquio estaba sentado en el alfeizar de una ventana; le venció el sueño y cayó del tercer piso, cuando se acercaron a recogerlo estaba muerto. Sin embargo, Pablo bajó, tomó al joven en brazos y dijo a la comunidad: “No os alarméis, porque está vivo” (Hch 20,10). El apóstol volvió a subir, partió el pan y, una vez que hubo comido, continuó conversando con la asamblea. Después se marchó; pero, por lo que concierne al muchacho, la comunidad lo recuperó con vida.

    La Iglesia Antigua utilizaba la simbología de la narración a modo de catequesis. Eutiquio representaba a los miembros de la comunidad que descuidaban la vivencia del Evangelio. El abandono de la vida cristiana les precipitaba en el olvido del mensaje de Jesús, extravío representado por la imagen de la muerte del muchacho. Ahora bien, aunque un cristiano se desentendiera de la Buena Nueva, la Iglesia procuraba por todos los medio recuperarlo para el rebaño de Cristo. Esta intención aparece reflejada en la persona de Pablo que acude a recoger al joven. El apóstol vuelve a subir al tercer piso donde continúa oficiando la Eucarístia. Concluida la celebración, la comunidad constata con gran alegría que el joven está vivo.

    La conclusión que entresacaban los antiguos cristianos era obvia: lo que mantiene “despierto” a un cristiano es la escucha atenta de la Palabra de Dios, y lo que le mantiene “vivo” en el seno de la comunidad es la celebración de la Eucaristía.

Ejercicio. Lectura: Hch 20,7-12; 27,32-38. Sitúe la ciudad de Tróade en un mapa.

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